Corrían los primeros años de la década de los ochenta en el instituto de
Massachusetts (MIT) en Estados Unidos. Uno de sus investigadores, Richard M. Stallmanm,
se encontraba bastante disgustado porque una de las impresoras de su departamento no funcionaba
como él quería.
Unos meses o unos años antes, habría pedido el software de la impresora a la empresa
correspondiente y lo habría modificado rápidamente para adaptarlo a sus necesidades
aprovechando sus amplios conocimientos de programación.
Sin embargo, en aquellos días las empresas eran cada vez más reticentes a dar el código
fuente de sus programas a los investigadores. Richar M. Stallman lo consideraba abusivo y éste último
problema con su impresora había sido la gota que colmó el vaso.
La época en que felizmente compartía sus trabajos con sus colegas había terminado, pero claro está,
esto no podía quedar así.
Decidió entonces que construiría desde cero un nuevo sistema operativo en el que esto no ocurriera,
dotándolo legalmente de una serie de libertades que consideraba imprescindibles. En aquel entonces,
y de acuerdo con sus necesisades, UNIX era el mejor candidato en el que basarse.
De este modo, nació el proyecto GNU, acrónimo de GNU's Not UNIX (GNU no es Unix) y con él la famosa
Licencia Pública General (GPL), la base de todo lo que se ha denominado Software Libre, y que se ha venido
a llamar precisamente así porque desde el primer momento de su concepción se pensó que debía
tener una serie de libertades imprescindibles. Éstas son basicamente cuatro:
Libertad 1: La libertad de usar el programa con cualquier propósito.
Libertad 2: La libertad de estudiar cómo funciona el programa y adaptarlo a tus necesidades.
Libertad 3: La libertad de distribuir copias, para poder ayudar a tu vecino.
Libertad 4: La libertad de mejorar el programa y hacer públicas estas modificaciones a los demás, de modo
que toda la comunidad se beneficie.
Estas cuatro libertades son pilares del proyexto GNU y del software libre, son los cuatro puntos que han revolucionado
el modelo de desarrollo de software en los últimos años.
Para que estas libertades no se queden en papel mojado, existe un requisito ineludible: debe existir un libre
acceso al código fuente. Por eso, al software libre se le conoce a menudo como software de código abierto
u Open Source, aunque a veces no signifiquen lo mismo.
Como vemos, estas libertades dotan al usuario y al desarrollador de una serie de beneficios que de otro modo no tendrían,
beneficios que por otro lado son los opuestos a los que normalmente vemos en cualquier cláusula copyright. Nuevamente, y
precisamente por esto, a aquellos programas amparados en la Licencia Pública General se les conoce también como
programas bajo licencia copyleft.Uno de los efectos colaterales de esta libertad es que el software es a menudo gratuito
y se puede conseguir sin coste desde servidores en Internet. Sin embargo, y aunque a veces esto no queda los suficientemente
claro, no se trata más que de un eefcto secundario, no de una necesidad en sí misma.
El paradigma software libre establece unos nuevos principios sobre los que trabajar, basados en la libertad y la comunidad,
y en donde el dinero no es el modo primordial de corresponder al autor del trabajo.